'Realidad en mono' de Ale Oseguera: morbo, corazones rotos, música, leyendas casi malditas y mucho business —no necesariamente en este orden—
Review acelerado y breve del libro de Ale Oseguera Realidad en mono (Aloha Editorial)
What comes up must come down, que solía decir un amigo cercano del mundo de la música (electrónica, en mi caso). Y es que, los auges y caídas de grupos, géneros musicales o artistas son constantes y adictivamente literarios, generación tras generación, estilo tras estilo, país tras país, contintente tras continente. Tan pronto como llega la épica el grupo discute, o un álbum funciona mal, o dos componentes se enamoran, o la discográfica cambia de planes, o la mala vida los arrastra hacia el olvido. Son tantos los intentos y tan pocos los logros y, por encima de eso, tan difícil la estabilidad una vez se ha alcanzado algún tipo de reconocimiento… Y si leemos Realidad en mono, viviremos un all in experiencial de todo este embrollo llamado mundo de la música o, sin ambajes, industria musical. El talento que lucha por encima de lo comercial, los egos que batallan por sobrevivir, los celos que son en realidad admiración, las letras que surgen de la más pura experiencia creadora, dolida y entregada. Todo un poco idealizado, pero con sus sendas dosis de descreimiento, parodia e (inevitable) caída.
Ale Oseguera nos plantea en Realidad en mono el marujeo que se marcan los medios de comunicación a modo de crítica y ruido, la verdadera vocación creativa de los protagonistas, sus etapas más excelsas y sus más horribles patinazos, así como los intentos de reconvertirse en diversas ocasiones. Todo vivido a través de uno de los grupos ficcionados más rompedores de las últimas décadas en México, Mono Real. Referencias musicales por doquier, momentos de máxima tensión encima de los escenarios, agitados capítulos cuando se emite un eterno documental que afecta directamente a los componentes del grupo. Sí, el enamoramiento también acecha, no podía faltar, en una historia que pasa por Berlín, Barcelona y Ciudad de México, entre otros parajes que, al igual que les ocurre a los grupos en las giras, tiendes a olvidar fruto del mareo y las emociones fuertes vividas durante la lectura.
Como en un buen concierto, o noche de fiesta, terminas el libro casi con resaca. Desearías volver a leerlo, que empezase de nuevo el repertorio de Ale Oseguera en el teclado. Realidad en mono es un libro concreto y, al mismo tiempo, universal: tienes la sensación de haber leído muchas de las cosas que ocurren, pero ahora las vives en directo, con sentido, y no como si fuesen retazos sensacionalistas que te cruzas por la prensa. A través del antes, el durante y el después de Mono Real captamos todas las piezas del engranaje de la industria musical: sin olvidar los fans ni los managers, las envidias ni la euforia, ni la fragilidad de los mismos creadores, a saber, personas con sus bajezas y extremas debilidades.
La sensación final es que el viaje merecía la pena, especialmente el nuestro como lectores. Sin tener la necesidad de realizar ninguna llamada para nominar a los concursantes, estando en primera fila con la aparición del grupo en sus históricos conciertazos, y fisgoneando en sus casas cuando las cosas no salen como deberían. Sí, el privilegio lector que sentimos en Realidad en mono es enorme: eso sí, siempre y cuando no seas de los que se muerde las uñas cuando la situación se complica más de la cuenta. Podrías quedarte, de por vida, sin poder tocar la guitarra again.