Viajes electrónicos entre el sueño y la vigilia: Ingeniería Onírica de Notzing en Koryu Budo Records [Première!]
El próximo 9 de marzo llega Ingeniería Onírica en vinilo doble, el exigente trabajo de investigación y exploración de Notzing, que encuentra en valiente sello Koryu Budo Records los aliados inmejorables para desafiar la vigilia y adentrarse en los mundos y universos que podemos encontrar cuando no estamos despiertos.
En mi caso, antes de haber escuchado el álbum, apenas logré de salir de la habitación en una experiencia extracorporéa, como el nombre del track Extracorpóreo que compartimos hoy en exclusiva. Sin embargo, como verás y gracias al release, esta première ha sido escrita no solo estando despierto [sic].
Aparentemente, era una noche como cualquier otra, y hace ya varios años de aquella vez en la que me fui a dormir a una hora prudencial, imagino que entre semana. Esperaba conciliar el sueño sin problema, rápida y plácidamente; en aquellos años estaba acostumbrado a eso, a no tener más tormentos en la cabeza que los que un tipo joven pretendidamente desenvuelto puede tener. Así que lejos de batallar con la almohada y la tediosa cotidianidad, solía dormirme del tirón y despertaba a la mañana siguiente, sin más. Again.
En realidad, aquella vez, que recuerdo tan bien a día de hoy a raíz del lanzamiento de Notzing en Koryu Budo Records llamado Ingeniería Onírica —años después y con muchas más tribulaciones en la cabeza antes y tras el sueño— me dormí también bastante rápido. Pero no fue un sueño cualquiera, de hecho no fue un sueño. Fue algo mucho más intenso, algo que, si no fuese por Notzing y su nuevo álbum de largo alcance que explora los entresijos y la conexión entre el mundo real y los mundos oníricos, seguiría sin poder explicarme.
Sin motivo aparente, caí profundamente en un extraño letargo, pero mi mente siguió totalmente awake, tan despierta que seguía viendo la habitación en la penumbra, con cierta claridad, y lo perturbador, y liberador al mismo tiempo, fue cuando esa visión comenzó a desplazarse, a avanzar, como si estuviese caminando, flotando en la habitación, dirección a la puerta. La sensación de ¿qué está pasando aquí, se supone que estoy durmiendo y moviéndome al mismo tiempo? la rememoro a la perfección, como algo revelador, y más cuando esa visión —que era mía y no de mi cuerpo simultáneamente— atravesó la puerta y avanzó por el pasillo. ¡Qué libertad, qué raro salir del cuerpo y pegarse un paseo por la casa! Tan buen punto como avancé hacia el estudio, noté una extrema resistencia ante este viaje extracorporéo, como que era algo que había ocurrido de forma natural pero que se desvanecía por la complejidad del desplazamiento mismo. Desperté a los pocos minutos en la cama, totalmente alucinado y sintiéndome un peso pluma. Como diciendo: qué pasada esto de dejar el cuerpo por un rato y avanzar por la vida como un dron orgánico.
Lo raro de aquella experiencia extracorpórea, que coincide con el nombre del track que compartimos hoy de Notzing, Extracorpóreo, es que nunca más se ha vuelto a repetir, fue algo puntual, ocasional y sin aparente explicación que he echado de menos desde entonces.
Cuando leí los textos de Notzing, artista nacional cuyo trabajo exploratorio y conocimiento del mundo onírico deberían convertirle en el Médico de Cabecera de todos los que todavía se apañan con Diazepams y químicos para dormir, entendí que lo que me había pasado podía ir incluso más allá, y que era algo que las frecuencias trabajadas y ciertos artefactos podían lograr de manera satisfactoria y deliberada. Por eso, hice lo siguiente. Comencé a escribir esta première ayer por la noche, y al estar cansando y algo espeso, decidí irme a dormir. Para ello, justo antes, escuché uno de los tracks de Ingeniería Onírica, el primero, llamado Onirógeno. El experimento con Notzing ha funcionado, realmente. Al levantarme esta mañana, y retomar el proceso cognitivo en la vigilia y la conciencia, me he dirigido al ordenador y, efectivamente, este texto estaba ya escrito y avanzado hasta más o menos la línea que estás leyendo ahora. Por la noche, esta vez de manera sutil, mi consciencia había acudido al ordenador y terminado el texto, avanzando en la descripción de esa sensación extracorpórea, uno de los tracks más agitados del álbum Ingeniería Onírica.
Sin embargo, la misma conciencia que había escrito el texto, tenía un enorme problema, y me había dejado escrito en una de las notas adhesivas del ordenador lo siguiente: “Por favor, o le das al play al track Regreso o no podré volver a tu conciencia y no podrás saber si estás despierto, si realmente esta première ha sido escrita en la realidad o todavía estás soñando y yo no he podido volver a ti”. Reconozco que he entrado un poco en pánico y me he sentido como en un loop de Tenet, película de Nolan. Por eso, le he dado al play y he escuchado Regreso. Otra vez he vuelto a abrir los ojos y estaba de nuevo en la cama, despertando por segunda, o quizás tercera vez. De nuevo, he ido corriendo al ordenador para comprobar si la première había sido escrita. Y una nota adhesiva escrita por mí (se supone, espero), decía: “ahora sí, lo tenemos, gracias, I’m back”.
Dicho esto, he respirado tranquilo, he dado las gracias a Notzing y a Koryu Budo Records por facilitar mis viajes oníricos de manera mucho más consciente y deliberada y te invito a que, hayas o no tenido experiencias parecidas, te hagas con el artefacto musical a su llegada, porque esconde un increíble trabajo de investigación repleto de placeres sonoros, exigentes viajes y experiencias que podrían resolver tu próxima exploración nocturna. Olvídate del Diazepam y del descanso: por la noche se duerme, pero también se baila, se viaja, se aparece y se desaparece. A prueba de toque de queda.