André Lodemann o el sonido ideal para salir bailando de la zona de confort: CultDust 002
André Lodemann | CultDust 002 | Residente en Berlín y activo en la escena electrónica underground desde hace veinte años, André Lodemann es el productor y artista que a todos nos hubiese gustado ser en otra vida. Sensible al devenir del mundo, capaz de hacer bailar un club captando la atención de los que están ahí pendientes de lo que suena (y no de las copas, los ligues y demás asuntos secundarios), el co-fundador del sello Best Work Records es el protagonista del segundo CultCast.
André Lodemann: «He decidido centrarme en aquellas cosa que sí puedo cambiar a base de empatía e integridad. En el caso de la música, además de intentar satisfacer el lado hedonístico y el deseo de evadirse que tiene el público, intento crear un momento de unión y calidez. Cuando escucho música que me toca especialmente, me siento conectado con el mundo; puedo sentirme reflejado en todo el sufrimiento y la desesperación, pero también en su amor y belleza. La música me lleva al equilibrio, y espero que mi música tenga el mismo efecto en los otros» →
Mi recomendación de André Lodemann: Leaving The Comfort Zone (Innervisions)
André Lodemann y la música para no quedarse atrapado en la zona de confort
—En 2011, en una entrevista con Jimpster, hablabas de la crisis en el mundo árabe y en Europa. Decías que la situación te hacía sentir irrelevante como artista. Quizás hay artistas tienden a olvidarse de lo que ocurre en el mundo porque están demasiado centrados en sí mismos, pero la crisis actual en Siria y la reciente conmoción en Europa por los ataques en París pueden haberte hecho sentir algo similar a lo que sentías en ese momento. ¿A nivel personal y como artista, cómo te influyen estos conflictos y qué te permite hacer la música al respecto?
—Siria y los ataques de París pueden ser solo dos ejemplos. La situación política actual es, sin duda alguna, la más intrincada y peligrosa que he visto en mi vida, solo recuerdo haber sentido algo parecido durante la Guerra Fría de los años ochenta; nos resulta muy complicado saber qué es exactamente lo que está ocurriendo porque se ha dado una pérdida de confianza radical en la fiabilidad y capacidad de las autoridades y los medios para manejar los acontecimientos. No me es sencillo ubicarme en un mundo en el que todos defienden su propia versión de la “verdad”. Y esa “verdad” la dicta la codicia por el dinero y el poder. A veces, esta situación me hace sentir que no puedo ayudar de ningún modo. Sin embargo, he decidido centrarme en aquellas cosa que sí puedo cambiar a base de empatía e integridad. En el caso de la música, además de intentar satisfacer el lado hedonístico y el deseo de evadirse que tiene el público, intento crear un momento de unión y calidez. Cuando escucho música que me toca especialmente, me siento conectado con el mundo; puedo sentirme reflejado en todo el sufrimiento y la desesperación, pero también en su amor y belleza. La música me lleva al equilibrio, y espero que mi música tenga el mismo efecto en los otros.
—‘Leaving the comfort zone’, tu último EP que editó Innervisions, ha sido recibido muy positivamente. ¿Cuál es la razón de su título? ¿Tiene algo que ver con la posición que has tomado respecto a tu lugar en la escena underground de la música electrónica?
—No realmente. Está más relacionado con mi vida personal. Veo la vida como un reto permanente y en constante evolución a diferentes niveles. Eso quiere decir que tengo que ir dejando esferas en las que me siento cómodo, y más especialmente aquellas en las que me siento atrapado como un hámster lo está en su rueda. En relación al título del EP: hay momentos en la vida en los que te ves obligado a abandonar tus zonas de confort personal, pero el gran reto consiste en elegir dejarlas conscientemente a pesar de lo desagradable que pueda resultar hacerlo. Visto desde la vertiente musical, puedes interpretarlo metafóricamente: me gustan las sorpresas y no necesariamente contraer compromisos con la música que hago.
—Tu sello con Daniel Best, Best Work Records, no ha publicó nada este 2015. ¿Cuáles son las novedades que nos presenta y que puedes compartir de su futuro?
—Daniel y yo hemos estado ocupados en los últimos tiempos, por eso estamos muy contentos con poder hacer crecer ahora el equipo. En este momento estamos trabajando en nuestros lanzamientos de este 2016, con entre cinco y seis lanzamientos a lo largo del año. Seguiremos editando música que tenga gusto artístico y que también sea compatible con los clubes, ya sea de artistas desconocidos como de productores reconocidos. Permaneced atentos.
—Recientemente, algunos artistas que viven en Berlín han cuestionado la integridad de la escena de la ciudad, señalando que ha perdido su identidad en cuanto a la pluralidad y la libertad que tenía. Como parte de su escena, ¿cuál es tu posición al respecto?
—Aunque Berlín siempre ha sido una ciudad techno, existe una gran diversidad. Puedes encontrar tantos eventos como géneros existen dentro de la música electrónica, desde la música experimental hecha con sintetizadores analógicos hasta el disco o incluso el ambient. A parte de esto, no conozco ninguna otra ciudad con tantas tiendas de vinilos en las que puedas encontrar las novedades de sellos de todo el mundo.
Debo añadir también que, a veces, tengo la impresión de que la música ya no es lo más importante de una noche. Hay ocasiones en las que me parece que podría ser intercambiable por otra, o reemplazable. Por supuesto que la gente quiere pasarlo bien, pero echo en falta los tiempos en los que una gran parte del público iba a ver un artista especial en concreto.
—Finalmente, con el CultCast que has preparado en esta colaboración con Beatburguer y Rhythm Cult, ¿qué sensaciones y sentimientos plasmaste o, dicho de otro modo, qué ideas encontraremos detrás de sus temas?
—Al hacer este CultCast sentía la necesidad de tener paz interior. Por eso estuve navegando por los tracks que me transmiten una atmósfera del domingo por lo tarde. Todos ellos me relajan pero tienen un significado al mismo tiempo. No es música facilona, es música para recordar.
Un vinilo para el recuerdo de Innervisions 2009 (Âme, Henrik Schwarz, Dixon)