In The Mood for TicketSwap
Es algo evidente para cualquier clubber: las entradas de los eventos que merecen la pena tienden a agotarse. Es difícil, por no decir imposible, asumir que el aforo de un club o festival es limitado. Especialmente si eres tú el que se ha quedado sin entrada. Porque tenías muchas ganas de ir, habías hablado incluso con tus amigos para planificarlo todo, pero resulta que no pudiste entrar en la web del festival a tiempo en el momento en el que salieron las entradas online, y te quedaste fuera.
A todos nos ha ocurrido alguna vez y prefiero no decir tacos malsonantes para definirlo ( pero imagino la cara del sold out cuando ves en el ordenador que no llegas a tiempo).
De hecho, un amigo me contaba el otro día cómo lo ha solucionado, y no me parece la mejor práctica, precisamente. Es decir, compró cuatro entradas para uno de sus festivales predilectos de verano y revendió tres a un precio exorbitante. Simple y llanamente, dobló el precio de las entradas y se quedó tan pancho. Con este incremento del 100% del precio, mi colega —no confundir doblar el precio con un incremento del 50%, sino que es un all in con un incremento del 100%, que hasta hay quien dice que en otras vidas mías he estudiado económicas en la Pública— costea parte de su viaje by the face. Para mi colega, la artimaña le suena a planazo (“he triunfao”) pero, empatizando con el otro festivalero que le toca “pagar el pato”, el asunto me parece bastante unfair. Mientras que uno reduce exponencialmente el coste de su viaje, los otros tres tienen que apañarse para poder asumir el coste del viaje, alojamiento y doble precio por la entrada. Vaya plan, ¿no?
¿A quién le parece justa esta práctica? A mí, sinceramente, ni se me pasaría por la mind aprovecharme de una “situación de poder” —con las cuatro entradas en mano— para ganar dinero y viajar por menos coste a sabiendas de que otros como yo van a pagar de su bolsillo por ello. Por eso, como clubber y festivalero que lleva bailando desaforadamente desde los dosmiles hasta la fecha, una propuesta como TicketSwap me parece más que razonable. Es una propuesta que apoyo y defiendo y con la que estoy more than pleased de poder colaborar.
Además, hay otro ejemplo, quizás más sórdido todavía, que quiero compartir in the mood for TicketSwap. Dos amigos muy amigos decidieron comprar sus entradas en el mercado desregulado de segunda mano para ir a uno de los mayores festivales de Barcelona City Rules. La historia, a los dos, no les pudo salir peor. Y mi piel, muy erizable y más sensible de lo que parece, se resintió empáticamente al conocer la movida. Esto ocurrió hará cosa de un año, según creo recordar. Muy animados por acudir al festival, con un lineup impresionante, decidieron comprar las dos entradas a un precio que, siendo el festival ya caro en sí y siendo el precio que debían pagar un abuso nefasto, decidieron apoquinar y cumplir la frase de “dejarse un riñón” para ir a bailar. Hay aquí una diferencia sustancial con el primer caso y es que, si bien mi amigo festivalero del case 1 fue honesto y vendió las entradas reales, en este caso la movida incluyó un National Identity Card robado y dos entradas falsas. Después del timo absoluto, la persona que urdió la trama desapareció de un día para el otro. No veo mayor frustración que la cara de mis dos colegas, sin festival y sin el dinero que habían invertido honestamente en otro festival sold out.
¿Cómo detener de una vez por todas este paripé de compra y venta de entradas de forma segura, honesta y satisfactoria para todo el mundo?
Por un lado, está claro que especular a lo loco en plan freestyle no es ni guay ni beneficia a todo el mundo. Y, si de algo sirve creer en el mundo de la música (sea electrónica o no, aunque ya sabéis mi opción), es que todos y todas salimos mejores personas de lo que somos escuchándola y bailándola. Sin embargo, hay otro factor a tener en cuenta —recordad lo de Económicas en la Pública—, y este responde al comportamiento de cierto tipo ser humano ante el sobreconsumo y el subconsumo. Aunque somos muchos los que no necesitamos incrementar el precio de la entrada para sentir que hemos ganado —opción que TicketSwap contempla, por supuesto—, otros sí buscan un incentivo económico a la hora de vender. Por eso, TicketSwap incorpora la opción de poder ofrecer un incremento del precio nominal de la entrada con un máximo del 20%. El vendedor sale ganando y ve recompensado así su madrugón el día de la puesta de entradas a la venta. Pero vayamos a la persona más frágil ante el sold out: el comprador. ¿Cómo puede lograr la máxima seguridad a la hora de comprar una entrada de segunda mano? Con un quality seal for real que le prometa que yeah, que esa entrada por la que está pagando es verdadera y que nada ni nadie podrá impedirle quedarse fuera una vez esté en sus manos.
Plataforma de compra venta premiada donde las haya y eficiente y seductora como el headliner de un festival, TicketSwap acaba de un plumazo y con beat con esta sarta de casos que tan cansados estamos de escuchar de nuestros amigos y amigas y que puede ocurrirme a mi o a ti en cualquier próximo festival. Vendedores honestos y compradores protegidos. Así sí, que siga la fiesta.
Vanity Dust 03. 2018.