Techno en Bélgica: Voltage Festival se encarama en la cima como referente en su V edición
Los miembros del colectivo techno Bahn· Barcelona viajan a Bélgica para petarlo en el festival Voltage y, a su regreso sanos y salvos junto a otros más de diez techno ravers, nos cuentan su viaje y repasan los artistas más destacados del festival.
Volvíamos a Bélgica y, más concretamente, al pequeño pueblo flamenco de Zwevegem (a 20 km de la frontera francesa), aún con el recuerdo de la pasada edición y de sets como el de Amotik, el live del dúo 999999999 y el tremendo cierre del sábado por parte de la belga TRiXY. Pero este año no éramos sólo cinco los techneros que íbamos a ver qué se traían entre manos los belgas. Sabiendo lo que se cocía, esta edición nos juntamos un grupo de 15 techno heads dispuestos a disfrutar del primero al último minuto de Voltage, un festival prácticamente sin igual en Europa gracias a sus características: formato y ambientación, organización, line-up y público.
La localización del festival ya nos dejó con la boca abierta el pasado año, pero este no fue menos: una antigua central eléctrica abandonada, dividida en tres escenarios: el principal Anode, comandado una vez más por Kozzmozz y RIMBU, el escenario interior Turbine, donde los franceses de Possession y Deep in House fueron los anfitriones, y Rotor, un rincón de alto voltaje que Form and Function y Stygian's River se encargaron de nutrir de artistas belgas.
Una vez más, nada de masificación ni colas en ninguna parte del festival, ni para comprar tokens ni para pedir bebida y comida o utilizar taquillas o baños — una increíble comodidad en todo momento. ¿Y qué decir de la organización? Un equipo megaprofesional, con el que pudimos charlar varios ratitos y que demostró de nuevo que, hoy en día, Voltage es el mejor festival de Bélgica y, sin duda, uno de los mejores exclusivamente de techno en el mundo, en todos los aspectos.
Los nombres para esta V edición prometían hacer de este fin de semana algo, obviamente, memorable. Y vaya si lo fue. Recapitulemos un poco: empezábamos el sábado en Anode con Spacid, gran artista que además forma parte de la organización del festival y con quien pudimos compartir algunas impresiones en la zona de prensa habilitada. Mientras tanto, uno de los propietarios del club belga Kompass, Massimo Mephisto, seguía calentando el escenario principal, a la vez que el belga Atis lo hacía en Rotor y Parfait en Turbine. El menú para la primera jornada era de escándalo e íbamos a centrar nuestros oídos en dos escenarios, ya que Rotor cobraría más protagonismo el domingo para el cierre.
A las tres de la tarde el sol era abrasador: turno para VTSS en Turbine y Kr!z en el escenario principal. La polaca demostró por qué es una de las artistas más importantes de techno industrial del momento, mientras Kr!z dejaba claro que sigue siendo uno de los reyes del techno belga. Al acabar el boss de Token Records, nos fuimos directos al live de Cleric en Turbine, que no decepcionó: una hora intensa y oscura, con un potente bombo que necesitábamos para encarar la segunda parte del sábado. Thomas P. Heckmann siguió con la locura en el mismo escenario, a la vez que Shlømo sacaba su lado más industrial en Anode. Acababa el francés y era el turno para el dúo berlinés FJAAK y su live: ¡una hora de delicia sonora, una actuación que nos sorprendió gratamente!
Son las ocho de la tarde, hora clave en todos nuestros relojes: Oscar Mulero empieza la masterclass en Anode (main stage). No hace falta describir lo vivido esas dos horas, porque tampoco es posible. Con Mulero, sólo sirve vivirlo. Al acabar Mulero, nos tomamos un respiro para disfrutar el último set de la noche: para unos Ben Klock en el escenario principal, para otros un intenso y duro Blawan en Turbine y para los tres que os narran Border One en Rotor. La guinda al pastel del primer día en Zwevegem.
El domingo venía igual —o más serio— que el sábado, pero las energías no eran las mismas. Las 13 horas del primer día habían pasado factura, pero nada que no pudiera arreglarse con un buen almuerzo para hacer frente al segundo día de festival. Llegamos con Phara, encargado de abrir el escenario principal con un set a vinilo contundente, como en él suele ser habitual, preparándonos para lo que se venía encima. La siguiente en aparecer fue Nur Jaber, la libanesa afincada en Berlín quien puso el escenario patas arriba con un set contundente y acompañado de esa conexión especial que tiene con el público y quien, según nos comentó, no puede esperar a pinchar en Barcelona a finales de año.
De ahí directos a Turbine para deleitarnos con el live del gran Luigi Tozzi — ¡de lo mejor del festival! Una hora de viaje mental y espacial con melodías penetrantes, que no queríamos que terminase... Pero después del italiano, venía otro grande como Wata Igarashi. El japonés nos dejó dos horas para el recuerdo (con aún bien fresco en nuestra mente su set en la BAHN· de julio pasado), que nos daban esa energía necesaria para encarar la parte final del festival. Seguíamos en el mismo escenario, ya que empezaba el dúo Cassegrain con un live dinámico y viajero, que recordaremos siempre, al igual que la frase que nos dejó posteriormente uno de sus integrantes: «El amor por el techno es uno que dura para siempre». Turbine nos tenía atrapados el domingo, ya que empezaban Orphx con un impresionante live con vocales hipnóticos y envolventes.
Acababan Orphx y nos íbamos a cerrar el domingo a nuestro querido Rotor con TRiXY y Hadone. ¡Y sí, TRiXY lo volvió a hacer! Otro set de escándalo con un público entregadísimo a la verdadera reina del techno belga. Hadone cerró de manera magistral el domingo en Rotor, mientras Lucy en Turbine nos volvía a hacer volar en la recta final con el clásico tema belga The Age of Love, completando dos días mágicos en Voltage Festival para todos nosotros...
Escrito por tres de los miembros del BAHN· Team de Barcelona.