'Los cuadernos de la tierra' de Jorgenrique Adoum (y la epopeya que no escribimos)

Los cuadernos de la tierra Jorgenrique Adoum

[...] Pronto me di cuenta de que cantar el pasado, las glorias pretéritas, las hazañas que no participamos, las batallas en que no combatimos, la epopeya que no escribimos, lo ajeno al fin y al cabo, era una evasión hacia atrás de la realidad actual, no por aparentemente noble menos censurable que la «huida hacia adelante» de cierta literatura y de ciertos autores. Decidí, pues, encarar el presente y aceptar su desafío, sabiendo que la poesía es antiburguesa porque la burguesía es antipoética. Y asumí la realidad de hoy, con todos los riesgos que entraña mirarse, sin complacencia, el alma en el espejo. El resultado fue cierto desencanto, el desconcierto de la derrota, aun cuando fuera transitoria, y la conciencia de la muerte, agonizando el idioma, buscándome un lenguaje brutal, insolente, adecuado a la fealdad, contemporáneo. Allí y de eso nacieron Curriculum mortis y Pre-poemas en postespañol (1973), mi «suicidio lírico», como señala con razón Vladimiro Rivas. 

Porque la poesía lírica resiste mal las trompadas y las pateaduras de lo que tenemos
— Jorgenrique Adoum
Ultramarinos Editorial

De ahí que parezca oportuna, por corresponder precisamente a esa realidad, la siguiente interrogación: ¿puede escribirse un canto al héroe en una sociedad que nada tiene de heroica? ¿De qué barro, de qué vivencia saldrían las palabras apropiadas para la epopeya? Porque si ellas pudieran nacer en nuestra realidad esta ya no sería lo que es, o sea que podría cantarse a un héroe múltiple, colectivo, consuetudinario, del que estaríamos justamente orgullosos puesto que cada uno de nosotros formaría parte del milagro. Y, como decía el hombre de la estrella en la frente, «cuando lo maravilloso se vuelve consuetudinario es que ha habido una revolución».

Aquí lo cotidiano ha sido la degradación moral y la infamia, que frecuentemente comenzaban en lo alto de la escalinata de Palacio y, abajo, la resignación nacida de la desesperanza. O sea que nos encontramos, en ambos extremos, fuera de la epopeya.
— Jorgenrique Adoum

Unai Velasco y Julia Echevarría, editores de Ultramarinos Editorial, lo saben la mar de bien (lo de "mar" no es un juego de palabras malo, lo juro): en ambos lados del Atlántico hay muy buena literatura, frustraciones socio-políticas demasiado parecidas y es imperante apostar por lo primero y defenestrar, dentro de la medida de lo posible, lo segundo. 

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